Escrito por Juan Carlos Sánchez-Marin

Publicado: (junio 2024)   |   Última modificación: (junio 2024).

No debí haber preguntado. Mi sobrino es igual que mi hermano: habla por los codos y consigue preocuparte con sus teorías “Black Mirror”. Hacía tiempo que quería hacer eso, que llaman “transformación digital” para mi Pyme de servicios, pero no lo tenía como prioridad hasta que se me ocurrió preguntar. En realidad, lo hice por compromiso y eso me llevó a la preocupación. Según el niñato sabelotodo, que está en tercero de carrera de ingeniería informática, es clave para el desarrollo actual y el crecimiento de las empresas en esta época. Que si los servidores físicos están muertos, que si cualquier día lo pierdo todo. Que si la abuela fuma y que Bob Dylan está pasado de moda. Así llamo yo a mi viejo ordenador (él lo llama servidor como si fuera un miembro de una secta ancestral): viejo, sí, pero indispensable… Como Dylan. El chavalín no tiene respeto por los clásicos, pero sin duda tiene razón. “Debes migrar tus aplicaciones a la nube”.  

Y en las nubes estaba yo desde que me lo dijo esta mañana.  

Hoy, martes 13, encima. Un día perfecto para un supersticioso hipocondríaco de manual como yo. Me voy al centro comercial a ver si me olvido un poco. Antes de llegar al templo del consumismo, evito algún gato negro callejero y bordeo una escalera que un técnico de Movistar ha dejado huérfana apoyada en una fachada. Los aledaños del centro comercial están concurridos como no podía ser de otra manera. Entro en la tienda de ropa y paseo por la sección de caballero. Oigo una voz grave que bien podría ser de una locutora nocturna. Levanto la mirada y… unos metros más allá está… “ELLA”, hablando por teléfono. No demasiado alta, con buena presencia, pelo recogido. Expresiva con las manos mientras habla por el manos libres y mira bikinis de oferta 3x2.  

Toda la migración a la nube, independientemente de si la ubicación es Google Cloud Platform —le explica con claridad a su interlocutor—, u otra plataforma cloud, pasa por cuatro fases: evaluación, planificación, migración y optimización. Para planificar la migración es muy importante tener en cuenta tanto los requisitos técnicos como los objetivos comerciales y estratégicos que quieres conseguir con la migración. ¿Sabes lo que te quiero decir? 


Alto y claro. Qué voz. No era lo que explicaba, sino cómo lo hacía: de forma sencilla y con la seguridad de saber lo que decía. Qué voz. Atravesó mis tímpanos como si Cupido la lanzara en forma de flecha. Irresistible. Con disimulo y sigilo empecé a acercarme a las perchas que ella revisaba. Lo único que quería en ese momento era tenerla más cerca y seguirla como si estuviéramos en Hamelin, ella fuera un flautista y yo fuera un ratoncito.
 

Lo primero: Evaluación. —dijo “la flautista” cogiéndose el dedo índice en señal de enumeración— Lo primero que hay que hacer ante una migración es conocer el entorno. Debes tener un conocimiento de las aplicaciones de tu empresa y de la integración entre ellas, de los recursos que utilizas, del ancho de banda que necesitas y de la ubicación de los dispositivos y aplicaciones, entre otros aspectos. 


Creo que a estas alturas ya se dio cuenta de mi interés porque levantó la mirada e inconscientemente bajó un poco el tono de su voz. Los latidos de mi corazón se iban acelerando sin remedio.

Los beneficios de la nube son muchos y el impulso que la tecnología cloud puede dar a las aplicaciones es muy beneficioso. De todas formas, te digo que existen casos donde la migración podría ser técnicamente no factible o poco práctica. Nosotros recomendamos construir un catálogo de aplicaciones, que detalle la infraestructura subyacente y sus dependencias, así como su viabilidad para correr en un entorno cloud. Lo mejor sería que el inventario lo construya el equipo interno que ha diseñado el entorno y lo soporta día a día, pero en caso de no ser viable, desde…  


¡PIIIP! ¡PIIIP!
 

De pronto un pitido de esos que indican que se abre el canal de comunicación de megafonía de la tienda… ¡PIIIIP PIIIIP!... anuncian la entrada de una voz de pito: “Señorita Roldán, señorita Roldán… Acuda a caja”. El requerimiento a caja de la señorita Roldán solapó las palabras de “la mujer del teléfono” y me fue imposible seguir escuchando lo que decía. 

La he perdido. ¿Dónde está? Ya la oigo… detrás de mí. Espalda con espalda.  

 

Lo segundo es la planificación —pronuncia— Una vez finalizada la etapa de la evaluación de las cargas de trabajo, hay que planificar la migración con toda la información que se ha recopilado. En esta etapa decidiremos qué estrategia de migración vamos a seguir: Rehosting, Re-platform, Re-purchase Retain o Retire— vuelvo a confirmar que controla mucho de lo que habla—. Cada estrategia cuenta con pros y contras, todo depende, tal y como te he dicho, de los requisitos técnicos y los objetivos comerciales de la empresa. 


Se gira un segundo para pillarme. Nuestras miradas se cruzan un breve lapso. Me sonríe, pero yo no puedo aguantarlo y aparto la mirada. 
 

 

Pregunte por mí, Almudena Martínez o por Paula, mi assistant (*). Y no se preocupe: mis ingenieros trabajarán con su equipo técnico para planificar la ejecución del proyecto y definir los objetivos y tareas. Sí, pase mañana por la oficina de (¡PIIIIP!) en la calle (¡PIIIP!). 

 

“Señorita Roldán, Señorita Roldán, por favor acuda a caja” 

 

¡Por Dios! ¡Señorita Roldán! ¿Está sorda o qué? Por favor, haga caso de una vez que por su culpa no oigo la voz de que me guía. Veo que mi “chica” se ha decidido ya por el modelo de bikini (un poco infantil, la verdad, llenos de nubecitas, tres por el precio de dos) y se coloca en la cola de caja. Agarro unos calcetines sin mirar ni lo que cojo y me pongo también en la cola. A rebufo. No sé si nos va a cobrar la dichosa señorita Roldán o no, pero espero que no vuelva a cruzarse nada ni nadie más entre nosotros…. 

 CONTINUARÁ…