Escrito por Juan Carlos Sánchez-Marin

Publicado: (junio 2024)   |   Última modificación: (junio 2024).

Hace menos de un mes me llevaron engañada a una vidente. Un mes después que mi novio de toda la vida me dejara. Sí, es verdad que estaba yo preocupada por mi futuro sentimental después de mi separación, por mi edad “fuera de mercado” y por mi demostrada falta de suerte en el amor, pero mis amigas tuvieron una ocurrencia que no me hubiera esperado jamás. Allí estaba yo sentada delante de una señora medio disfrazada de Aramis Fuster (igual no era un disfraz). Su frase final ya es un hit en las noches de amigas. “Donde y cuando menos te lo esperas, te llegará el amor. Veo ropa, un chico y un número trece”. 

¿Se refería a la sección de ropa veraniega de los grandes almacenes? ¿Cómo ropa aceptamos bikinis de nubecitas 3X2? ¿El 13 es el de hoy, martes? Pues ahora mismo se juntaban todos esos grandes acontecimientos.  

Mientras hablaba por teléfono con mi cliente ya me había dado cuenta de que no me quitaba el ojo de encima. ÉL está disimulando claramente y ahora que hemos estado espalda con espalda he podido notar cómo evitaba mi mirada. Eso es una señal… ¿no? Sin duda está interesado en mí… Es absurdo que esté en la sección de bikinis. Aunque a lo mejor está comprando algo para su novia. O también puede que para su madre, así que no perdamos esperanzas, Almudena. Lo que es impepinable es que aquí estoy en la cola y él a dos pasos de mí. Uno. Medio. Lleva unos calcetines en la mano, yo, un bikini de dibujos de nubes. Un poco infantiles ahora que lo pienso, pero de aquí no me muevo. Suena mi móvil de nuevo. 

 

¡Sí, no se preocupe! Se ha cortado. Como le decía lo tercero es la migración en sí misma. Es la fase de ejecución y la más crítica del proyecto, dónde migraremos las cargas de trabajo según la planificación acordada. Para reducir el riesgo a la mínima expresión, trabajaremos con las soluciones de migración que nos facilita Google Cloud. Estas soluciones garantizan una migración rápida, con un mínimo tiempo de interrupción y una transición no invasiva. Sí sí…contamos con herramientas para la migración de datos a BigQuery, migración de bases de datos a Google Cloud (SQL, MySQL, PostgreSQL y SQL Server), migración de cargas de trabajo Oracle, VMware, Transfer appliance, SAP, contenedores, máquinas virtuales, sin importar qué tengas que migrar… 


Madre mía… ¿Es normal que casi le tenga pegado a mi espalda? ¿Dónde ha quedado la seducción? Quizás ahora esto es lógico. Es que yo solo he tenido un novio. Seguro que esto es normal. 

 

¡Exacto! — aprovecho la expresión para dar un pequeño saltito hacia adelante, ganar espacio vital y que su cabeza deje de recostarse en mi espalda.  

 

¿Qué pasa? ¿Qué haces? Casi me caigo. Ah, bueno. Ya veo. Quizás no es que estuviera demasiado cerca, sino que mi cabeza utilizaba su espalda como almohada. La miro. Me mira. Pido perdón con un minúsculo y tímido gesto. Su voz… 

 

Qué ojos más bonitos. Es tímido en el fondo. Sí. 

 

Sí. Disculpe…sigo aquí. Efectivamente la última etapa que debe incluir una migración a la nube es la optimización. Este proceso no termina nunca, ya que siempre habrá que optimizar el entorno para acompañarlo en su evolución. La optimización es clave también para reducir el coste que supone contar con las cargas de trabajo en la nube…Y eso es todo…pero repito que lo volvemos a hablar cuando tengamos la reunión con Paula y conmigo. Gracias…adiós…adiós. Nos vemos mañana. 

 

Y a ti te veo hoy mismo, hombre misterioso. Me tiemblan las manos mientras paso la tarjeta de crédito. La señorita Roldán me indica si quiero bolsa. Sí, quiero. Lo quiero todo. Casi no soy capaz de meter los bañadores en la bolsa de los nervios que tengo. La señorita Roldán lo hace por mí. Me giro. Es el momento.  

 

Es el momento. Voy a tener que decir alguna cosa. Todo esto le ha debido parecer muy raro. Allá voy. 

 

Allá voy. 

 

Ella choca con él. Él  choca con ella. Como dos bailarines torpes que no han aprendido los pasos. A él se le cae algo al suelo. Él y ella se agachan al unísono y, sin pretenderlo, chocan ambas cabezas. OUCH. Sus manos se rozan sin querer. Él le coge la mano. Ella se deja coger.  

 

¿Es normal que vea todo a cámara lenta?, pienso en ese instante. ¡Almudena, estás en el mercado! 

 

Sus miradas conectan. Parece que una corriente eléctrica las ha unido. 

 

¡Me está hablando! “Perdona, ¿cómo has dicho que TE llamas?” Creo que me ha dicho eso, así que respondo con un hilo de voz.  

 

Almudena. 


Uy, pobre Almudena. Creo que se ha pensado lo que no es. Creo que se ha pensado otra cosa.  Repito pregunta ahora marcando bien las palabras.  

 

 Que como has dicho que se llama. 

 

¿Qué se llama, qué? 

 

La consultoría de la que hablabas por teléfono. La que hace la migración. Cómo se llama. Estoy buscando una para mi empresa. 

 

Tierra trágame, pienso. Beservices, digo. Y sin pensar saco una tarjeta de visita del bolsillo de mi pantalón: “Beservices. Consultoría IT. Almudena Martínez. Coordinadora departamento técnico”. Tengo que añadir “Imbécil profesional”.  

Leo la tarjeta. Beservices. Gracias… Y perdona. ¿Te llamo y me ayudas a migrar mis aplicaciones a Google Cloud?, le pregunto sin pretender que se sienta más ridícula.   

Claro…, le respondo. Qué ridículo, confirmo. 

 Él se aleja con los calcetines en la mano a toda prisa. Ella se queda con sus bikinis petrificada como un maniquí. Él pasa la barrera de alarma y el guardia de seguridad le detiene. Él pide perdón y le deja los calcetines en el mostrador de salida.  

 No está mal para ser martes y 13. Yo diría que he tenido un golpe de suerte.  

 Yo diría que mi suerte amorosa no ha mejorado. Voy a tener que pedirle explicaciones a aquella Aramis Fuster de pacotilla. 

Pero eso será otro día. Ahora solo quiero que la señorita Rodán, que se ha dado cuenta de todo el malentendido, deje de mirarme como si fuera un idiota. Ahora solo quiero migrar. 

 

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